¡¡DEJÁ PROPINA ANTES DE IRTE!!

.

.

junio 07, 2014

SIN RESPUESTAS PERO SIN SILENCIO

Junio 2014
Experiencia Abstracta
Diálogos con el Silencio


No puedo parar de vivir en guerra. No puedo parar de atacarme a mí mismo en el minuto a minuto de cada uno de los 7 días de la semana, los 365 días del año. No puedo callarme el cerebro, no puedo dejar de autodestruirme y reconstruirme una y otra vez.
Siento que mi cerebro es un campo de batalla constante que no me permite la paz ni en silencio mental.

Tener un psiquismo tan hiperactivo, tan crítico y reactivo me posibilita desarmarme y armarme casi sin necesidad del exterior. Pero esto lejos de ser agradable tiene sus efectos colaterales. Mi vida interior tan rica pareciera ser la explicación perfecta para mi poco interés en relacionarme con otras personas. Todo me aburre y todo me parece “lento” o “superficial”; claro, porque todo lo comparo con el tremendo combate filosófico al cual estoy acostumbrado sostener conmigo mismo.

En mi cabeza tengo tantos puntos de vista, tantas opiniones diferentes, tantos alteregos contrapuestos que combaten constantemente, que el aburrimiento es algo que jamás me ha ocurrido, sí el cansancio mental, el agotamiento de la destrucción y reconstrucción constante, el agotamiento de la filosofía del cambio como parte de la rutina diaria. A veces ruego silencio mental hasta el punto de querer escaparme de mí mismo; pero obviamente eso nunca ocurre. Muchas veces ni siquiera las lágrimas consiguen frenarme.

El resultado de la guerra es un gran período de depresión martirizante seguida de ideas nuevas de remodelación y construcción. Pero el nuevo constructo nunca es lo suficientemente bueno y todo el proceso vuelve a comenzar. Es como si nunca me fuese suficiente, como si nunca terminara siendo tan yo como quisiera, como si siempre quedara trecho entre el yo que soy y el yo que quiero ser.
Yo solo me hago llorar, yo solo me odio y me amo, yo solo me peleo, me consuelo y me exijo cambios. Yo solo.


Si bien considero que el silencio mental es una forma de morir, también creo que el silencio mental a veces es salud y estabilidad. Y por eso es que soy lo menos estable que hay, vivo en combustión permanente, implosiono con cada cosa que veo. Las dudas, la confusión, la inexistencia de respuestas concretas me incendian la psiquis y me trastornan la personalidad. Quiero paz, quiero descanso, quiero que haya alguna forma de poder callarme el cerebro, de apagarlo y vivir libre del quilombo neuronal. Ayuda por favor, ¡AYUDA!