Todos pasamos por esa etapa en la cual empezamos a ver a nuestros padres desde la vereda del frente e inevitablemente les pasamos factura.
Personalmente creo haber sido demasiado cuestionador. #LaVerdadEsQue nunca pude controlar el caos mental que me ocasionan los por qués.
En cierto modo creo que no me gustaría tener un hijo como yo… tan crítico y consciente, tan disidente y libre. A mis papás antes que reprocharles algo tengo que hacerles un monumento. #NoCualquiera soporta mi gran cantidad de “detallitos” e igualmente me acepta y ama como ellos.
Lo más gracioso de todas mis críticas hacia ellos es que pasándoles factura me convencieron sus argumentos. Terminé siendo e incluso defendiendo todo lo que siempre combatí ¿Evolución o involución?
Son increíbles las #VueltasDeLaVida; hice un tour por todos los rincones para terminar justo donde empecé.
Hoy por hoy no puedo más que aplaudirles tanta razón.
Evidentemente la validez de sus argumentos me hizo cambiar:
Lo que veía como defectos hoy lo veo como virtudes.
Lo que veía como antisocial hoy lo veo como reserva.
Lo que veía como soledad hoy lo veo como paz reflexiva.
Lo que veía como ausencias hoy lo veo como libertades.
Lo que veía como rarezas hoy lo veo como excentricidades.
Tal vez aún sigo poniendo en tela de juicio los cómo pero ya no los qué.
Llego a la conclusión que tengo unos zapatos demasiado grandes que llenar y espero algún día estar a la altura para hacerlo.
Obviamente mis papás han sido mis más grandes maestros y me enorgullece tenerlos.