La virtualidad y la restricción de vida social empezaron a sensibilizarme. Me doy cuenta de que le debo más miedo a la mirada propia que a la ajena. No sirvo como juez de mí mismo y sería muy sanador que deje de criticarme.
Hacer
y criticar son 2 roles diferentes que bien podría dejar de ejercer a la par.
La
pantalla de la virtualidad te pone cara a cara con todos tus diablos y entonces
te obliga a sonreírle o llorarle a tu verdad.
Sí.. Hace mucho concluí que podemos ser nuestro juez y verdugo más cruel. A veces no cabemos en nosotros mismos, no nos soportamos y no somos buena compañía para estar a solas. Sin embargo, admitir esto puede ser un viaje sumamente profundo y revelador. Conocer, hablar y empatizar con nuestras sombras oscuras puede mostrarnos potenciales ocultos y la raíz de muchos enigmas de nuestra forma de ser.
ResponderEliminarTe haría la invitación a sumergirte en este infierno personal por el que pasas, pero si bien, aunque no podamos negarlo (porque eso no lo hará dejar de existir), tampoco podemos tomárnoslo tan a la ligera (aunque no es necesario ponernos tan serios con esto).
Haces bien en mirarte. Comienza a hablar contigo, cuéntate qué sientes y por qué crees que lo sientes; las respuestas pueden sorprenderte y no ser las que imaginarías de buenas a primeras.
Quizás, con el tiempo, aprenderás a reconocer algunas zonas ignoradas de ti por medio de esta introspección.