¡¡DEJÁ PROPINA ANTES DE IRTE!!

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agosto 02, 2011

DOC DE TRIBUNA

3 de abril de 2011
COM!C.PROSAIKO

Según el folclore popular un buen médico nace a partir de una víctima.

Bañada en sangre y luchando por su vida, luego de un accidente en la vía pública, se encuentra tirada sobre el asfalto. Una multitud de curiosos se amontonan a su alrededor y todos miran el bizarro cuadro que lejos de ponerlos mal y motivarlos a ayudar los hace sentir en las primeras butacas del canal Crónica TV y alimenta su amarillismo interno.
De pronto el personaje principal en una suerte de entrada BAYWATCH, corriendo en cámara lenta, se abre al cuadro venciendo una ráfaga en contra que realza su heroísmo. –No tengan miedo, Todo está bajo control. En el acto todo el público presente (sobrevivientes, amateurs en medicina, lloronas y curiosos) sienten la sanidad que sus palabras transmites y el ambiente queda en paz y tranquilidad. Es increíble lo que enseñan a hacer en las facultades de medicina, ¡Sólo la presencia del médico es capaz de infundir bienestar!

Convaleciente en la cama de hospital y teniendo que lidiar con las enfermeras, la fatal víctima aguarda por la célebre presencia. Cualquier otra persona o cosa que no sea o provenga del Sr. Médico es despreciable, irrelevante y carente de sentido científico. La familia del accidentado espera afuera de la sala. Lloran y se lamentan pero obviamente el consuelo brindado por las enfermeras de nada sirve comparado con la estampa soñada de Rey del Hospital: el Médico.
En un instante, como una bendición caída del cielo, el médico de guardia decide compartir un poco de su luz e ir a ver a la familia. Automáticamente el ambiente se transforma y todos los presentes experimentan el bienestar instantáneo de la gloria inmaculada.

Cansados y alterados, los familiares pasaron la noche pidiendo a Dios en el hospital. Renegando por las frazadas viejas que les habían acercado las enfermeras, pidieron algo caliente. Cada tanto salían enfermeros y les daban palabras de ánimo, pero obviamente todo era cháchara hasta que hablara el portador de la palabra única y valedera.
De repente, se abren las puertas de par en par y se escuchan los aplausos de todo el staff médico dentro de la sala de operaciones. Con aire vencedor y al son de los aplausos y elogios el Sr. Médico, como acto de extrema piedad y grandeza de corazón, elige voluntariamente aliviarle la insoportable carga de dolor, incertidumbre y espera a los mortales familiares. Al acercarse, el tiempo pareciera quedar librado al juego del choque entre la cabellera del Doctor y el viento de los ventiladores. –La operación fue todo un éxito, su hijo quedará en observación por unas horas hasta que le den el alta. La madre y demás acompañantes le agradecen y adulan, y se aprontan a unirse a los aplausos. Finalmente el Sr. Médico sale acompañado de toda su parafernalia inicial; casi que podría salir volando en busca de otra alma gritando socorro.

…Y una vez más, todo vuelve a la normalidad gracias a… ¡¡Súper Doc!!

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