21 de abril de 2011
Experiencia Abstracta
Diálogos con el Silencio
Absorto en el vacío del momento y asqueado por la miseria de los actos vivo ese preciso momento en el cual el alma no soporta más los abusos a la moral y las contradicciones a los principios. Quedo en estado de inmovilidad total, tirado en lo profundo de mi conciencia, en un lugar donde me entrego a lo infinito del universo y me inunda la oscura luz azul del lucero menor… No soy más que una mera partecita de esa inmensidad.
Parece como si estuviera en la presencia de la ausencia absoluta. Sólo escucho los pensamientos de mi alma como reproches dolorosos que violentamente pero con mi inevitable aprobación atan mis manos y pies para que ya no me niegue más a escucharla.
Siento vergüenza, humillación e indiferencia en la perfecta combinación.
En los confines de mi esencia me olvido de la realidad y caigo en una nueva dimensión en la cual el día a día se ve como realmente es, sin engaños ni disfraces. Todo tiene su nombre y verdadero valor moral. Me doy cuenta que fui derrotado por mentiras y conceptos falsos, exagerados o minimizados.
Todo tiene un nombre y el tocar fondo me hizo perder el miedo de usarlos.
Por favor, quiero realidad y verdad vividas sin debilidades y con dignidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario